Que no vengan los ojos que los ojos no ven.
Que no venga la boca que la boca no ve.
Ni la noche, ni el día.
Que no vengan las manos que las manos no ven.
Que no vengan los cuerpos,
ni el paisaje, ni el mar, ni el mundo.
Que no venga nada, ni nadie.
No vengas con los ojos de ver a visitarme
que los ojos no ven,
aquí dentro sólo existe el objeto, frío, único,
y yo ciego.