Casi todos mis semejantes son geniales. Algunos besan maravillosamente. Otros cagan rápidamente. Me han asegurado que hay individuos que no se cortan nunca al afeitarse, y damas que se depilan perfectamente mientras manejan sus ordenadores. Todos ellos son poetas. Hay demasiados poetas. Cada vez más. Hay tantos poetas como roedores. Por eso la poesía se vende poco. Ahora me refiero a la poesía escrita. Los que escribimos poesía solemos ser bastante blandengues. Un buen poema quizá sea el lado valiente de un cobarde. O la bala de un sentimental. O la belleza de un imbécil. El trabajo de un escritor consiste en boxear con el abecedario para conseguir un amor, o más de uno, un cheque tan mágico como una alfombra, y un gramo de gloria que sirva para no oler a sudor.
-Pedro Casariego Córdoba-