En el dolor uno es vulnerable
a toda posibilidad de ser bello.
Meto mis manos en tu alma
y mis dedos embarazados de timidez
sacan gorriones que vuelan alocados.
De nuevo los tilos
perfuman las mañanas de junio.
Y en los jardines hay cuerpos
hermosos y bellos
que entre risas y besos
son devorados por gaviotas
enamoradas
y amargas.
La sangre de prunos
o ciruelos desoyendo
la soledad de la noche.