Dícese de aquellas telas finas que transparentan una intimidad acordada para que al otro lado de la ventana, el que observa, tenga una realidad difuminada de aquello que cree ver. Todo parecido con la realidad es un supuesto convenientemente concertado con el morador de la casa. Al otro lado habita el silencio, aunque de vez en cuando se oye un dulce palmeo de alas de pájaro. Y una canción vive o se demora en la cal. Las paredes rezan. Los estribillos de un cascabel en cada paso de la calle. Tú te alejas.
Tal vez no acabe nunca de hacer este poema. -J.M. Caballero Bonald-
domingo, 28 de octubre de 2018
Coloquio en el corrillo
A Aníbal Nuñez
La búsqueda de la palabra que como una tilde
indique el lugar exacto de la emoción, para ser
pronunciada con un golpe ágil de rotunda verdad.
Otros vendrán a rectificar los nombres que diste
a las cosas tuyas, y que ellos consideraron inútiles.
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