1
Y se hace el amor
se hacen los besos
y se van los cuerpos
pero ella siempre se queda
como un golpe de huella
grabada en la piedra granito cenital
del universo humano
y caen desde inconfesables alturas
lágrimas sobre mi carne
mi espasmo
mi ella
que llegó como una tormenta imponiendo
el ruido de su personalidad
introduciendo en la cerradura de mi carne la llave
de su corazón
y comenzó el sonido de ciertos abanicos a levantar
con sus brisas
cifras donde giraban los besos
muñecas encendidas
cartas esquelas envíos mensajes noticias
todo corría
aconsejándonos no dejar pasar el tiempo
que tanto trabajo nos había costado traer
desde el desván del pasado
hasta las zonas que eran nuestro desierto.
Entretejido a nosotros malla o tupidos hilos
un cuerpo de sobria esperanza
hacía jirones la camisa escorzo de libertad
desnudez que cubría su espalda.
Yo acariciaba el barro.
2
Pero si los pájaros hablaran
nos anunciarían la lluvia
que tú estás fresca y nube
y vienen aires húmedos.
Si lo pájaros hablaran
nos anunciarían la lluvia
que su sonido de agua pronuncia
la palabra árbol
la arboleda los nidos
el lenguaje del canto
el batir de alas
el horizonte aciago
la zozobra de sus noches.
Y en ellas bordar la rutina
sobre telas tristes
abrir el agua
con dedos de espuma
abrazar el cielo
con brazos de pluma
bajar hasta el fondo
quedar en lo profundo
hundirse hasta el hueso íntimo
encontrar la superficie
encontrar la superficie
donde habitan los claros
del universo
su dedo cósmico
su frente esférica
su silenciosa presencia
su inocente alimento.
E ignora el hombre que toda ausencia
es deseable allá donde la libertad
se entremezcla con el amor:
y ella debe ir y venir
fugarse
aparecerse
olvidarse
para que la memoria alcance
hallazgos inexorables: