El mar, el mar, sin cesar empezando...
-Paul Valéry-
Le puse Marina y la llamé Horizonte.
Deposité barcos en su vientre
que partieron, un día gris y tenue,
livianos y azules.
Navegaron
tatuando estelas de espuma
en la espalda del mar.
Paul Valéry desde El Cementerio Marino
envía sus fragatas sobre mordientes olas,
y da alcance a ultranza
a estos pobres versos,
como pobres remos a la deriva.
La mar hundiéndose
en la sangre de mi espalda.