Con destreza inusitada
arrojó lejos de mí el doloroso cosmético,
el artístico carmín,
el perfil de lápiz
que en un largo y laborioso maquillaje
había dibujado ante el espejo,
y sobre la colcha de la cama entabló
un cuerpo a cuerpo de besos
con la otra.
Yo lo contemplaba todo
desde una lágrima enorme
de rodillas postradas,
desde una lágrima enorme
de rodillas postradas,
desde la más triste desnudez