Casa de pueblo
te hablo
y en mi recuerdo de ti
tengo
unas pesadas cortinas de tela gris
que caían sobre la luz
y la libertad
y al otro lado estaba el patio
repleto de flores blancas
celindas que revoloteaban caídas
buscando también
la libertad
al otro lado de la luz
como yo
como yo.
Tal vez no acabe nunca de hacer este poema. -J.M. Caballero Bonald-
miércoles, 15 de marzo de 2017
Bodegón
O meu pai, Saturnino Rivero Montero
Moderada naranja
siempre sobre el frutero de barro verde
que a su vez sobre la mesa de madera negra
donde hay un mantel que convalece
en flores y recupera
la luz de una ventana que está próxima
y todo en el zaguán se desvela.
Y así con la mirada recreada
y la boca ardiendo de antiguos sabores
pelo lentamente la naranja con una cuchilla
que me traje de unas operaciones de corcho
en la frontera de Portugal:
aquellas mestas de cernícalos y búhos.
Y como una porción de un tiempo inolvidable
y recuperado
moviéndose entre el paladar y el cielo
de la noche estrellada
las manos me huelen a canela y alacrán.
Moderada naranja
siempre sobre el frutero de barro verde
que a su vez sobre la mesa de madera negra
donde hay un mantel que convalece
en flores y recupera
la luz de una ventana que está próxima
y todo en el zaguán se desvela.
Y así con la mirada recreada
y la boca ardiendo de antiguos sabores
pelo lentamente la naranja con una cuchilla
que me traje de unas operaciones de corcho
en la frontera de Portugal:
aquellas mestas de cernícalos y búhos.
Y como una porción de un tiempo inolvidable
y recuperado
moviéndose entre el paladar y el cielo
de la noche estrellada
las manos me huelen a canela y alacrán.
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