martes, 6 de agosto de 2013

Placer

Me corté con el borde azucarado de tu boca
y la sangre mordida entró en mi lengua
y mi lengua entró en tu cuerpo
abriendo los bordes azucarados
de tu carne
que se desdobló
crujiendo
sobre el tesón de mi tormenta,
esa cálida densidad que sólo tienen las heridas
dándonos idea del placer.