A María José B. (Hacía
tiempo que no te dedicaba un poema)
Hoy mi mujer lavaba prendas delicadas
bajo el agua de un grifo
en una pila de piedra artificial
y usaba un leve jabón de dichas,
una intensa luz que penetraba en la terraza
a través de cristales encendidos,
una sonrisa sin nubes,
y al sol su pelo negro
de árboles y viento.
Y mientras la miraba pensé,
ten un pecho de abismo
poeta,
y nunca obedezcas
a razones,
escribe
sobre espumas íntimas,
que el agua de tus ojos
lave la luz.