El ayuntamiento de Vejer de la Frontera aprobó terminar con el paisaje . Ayer fue noticia en la Televisión, que es la que ordena las noticias, la vida, el salón de casa, los fines de semana: todo lo que “nos sucede” se lo debemos a ella.
Quieren construir un “complejo” hotelero entre “El palmar” y Castilnovo. A 300 metros de la arena. Hasta aquí todo parece responder con el instinto asesino de estos depredadores del paisaje, la vida, el planeta. Los recursos naturales.
Me preocupa. Pero veo normal esta voracidad de pirañas. Forma parte de su naturaleza.
Pero lo que realmente me preocupa son los sectores sociales que quieren oponerse a esa construcción.
¿Cómo piensan oponerse? ¿Con las misma reglas que usa el enemigo, es decir leyes?. No pueden las misma leyes proteger a pobres y ricos. Asesinos y asesinados. No, las leyes protegen a los poderosos, me lo contaba mi bisabuela Irene Estévez. Y a ella su madre. Desde mi tatarabuela, en línea directa.
Hay un método que todo el mundo entiende. Hay un método en todo, dijo el sabio. Una manera de ser. Un comportamiento.
La vida no vale nada si no es para dejar constancia de que es nuestra. Su defensa. Hacen falta poetas. Cobayas. Poetas cobayas. Dispuestos a morir. Por la belleza. Por la vida. Sobran las palabras.
Tan sólo se detendrá esa construcción si los colectivos sociales que se oponen a ella están dispuestos a morir. El enemigo es muy poderoso. Tan solo un número indeterminado de muertes pararan a las máquinas. Lo siento. De lo contrario se van a levantar esas moles.
Y al contrario de lo que piensa la mayoría, la vida no lo es todo en la vida. Todo en la vida es dejar más vida tras de uno. Eso si es la vida. Uno se muere y la vida continua.
Y como dijo Don Antonio: un golpe de ataúd en tierra / es algo perfectamente serio. Machado era él. Más hoy ni siquiera la muerte se la toma en serio alguien: ni los asesinos del paisaje, ni los que dicen defender el litoral.
Demasiada buena educación. Demócratas muy bien educados. En ambos bandos.
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