Uno
Mas sacudido por temblorosos tangas
que muchachas desnudas habían abandonado
en las sucias aceras de la ciudad
me dediqué a seguir su rastro
por cafeterías y parques salas de baile y tugurios
con la ilusoria intención de preguntarles
la causa crucial de dicha pérdida
si un accidente fatal del aparejo
o un garrafal dislate del amante.
Pero sobre todo a qué las obligaba
en el futuro dicho olvido
¿tal vez a luchar contra la autoridad?.
Sacudido por livianos tangas
me puse a escribir contra el gobierno
como hace medio siglo hizo
aquel cura poeta y Cardenal (Ernesto)
allá por Nicaragua.
Dos
Pero para luchar contra el gobierno
este ser hizo pesas
se puso fuerte
y en adelante le llamaremos Goliat.
Por diversos motivos
que a la sazón le fueron dados como objetivos
fáciles
creyó que podría ser poeta.
Y se puso a ello con la ilusión de un viejo vate
de aquellos que en un romántico tiempo pasado
llevaban armas o revólveres en la cintura
en el sobaco, junto al bolsillo del bolígrafo,
llamado por algunos bolsillo intelectual
por la cantidad de tinta que soportan
estas faltriqueras sobradas de balas.
Sus primeros versos escritos en una noche vulgar
donde no colaboraron las musas,
ni había estrellas ni melancolía
ni cielo encapotado que prometía lluvia,
decían así:
“amanamano cristal o estragos
de murano tal vez, qué fácil resulta esto
de escribir, a pesar de los pesares,
a pesar de aquellos imbéciles sacerdotes
que relacionaban honradez con ignorancia,
predicaban,
tal vez pensando con el cerebro de reptil
que aún todos portamos cerca de la nuca,
que en la sabiduría todo es malicia”.
Y cuando quiso poner punto y final a todo este
panorama lírico mordaz
triunfó, publicó, se afamó, fue feliz, le dio un infarto.
Cacho cabrón dijeron los amigos
cacho mamón exclamó la editorial.
Y unos energúmenos frailecillos con alas de ángel negro
le llevaron en volandas hasta unas huertas cercanas
donde depositaron su cuerpo para que se alimentaran de él
las higuera los cerezos y un solitario nogal.
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