He mirado en muchos corazones
y hurgado en todos mis anexos,
he perdido en todas mis esperas
y otras vísceras menos nobles me han alimentado.
Su energía me daba fuerzas
para explorar largas autopistas hacia el sur.
He encontrado playas y el mar
en recónditas calas
ocultas al final de un romo acantilado.
He hallado una sensual soledad
en mi carne morena y mi beso bronceado.
Toda mi vida la he solucionado
con el otro, el que va conmigo
hacia ninguna y todas partes:
el plácido inquilino,
la silueta lánguida.
El insólito enemigo.
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