Me gustan las piedras que has cogido, a mí también me gusta coger piedras, las hay muy raras, yo tengo una preciosa con círculos concéntricos de colores y aún me acuerdo de una preciosa que se me rompió y tenía un núcleo rosa redondo con el fondo marrón. Besito.
Menudo susto me han dado esos ojos verdes de gato, Loli. Casi le tiro un cenicero gordo de dos kilos que tengo de adorno. Me gustabas más cuando eras persona. Me gustan mucho más las personas que los animales. A mi las piedras me gustan porque saben más que yo, una piedra del tamaño de una uña, un día fue montaña, tiene huellas y muchas historias que contar.
Una vez me guardé una en el bolsillo interior de la chaqueta, ese que han puesto los modistas junto al corazón. Y la piedra le contó a mi corazón un secreto. No lo puedo revelar. Pero desde entonces cuando le da el sol, la piedra, palpita. Y mi corazón se ablanda.
Mira, yo tengo un poema que se titula "secuencia" (en realidad "secuencia delirante") me hiciste acordarme. Y también cojo piedras, hasta las regalo como amuletos, creyendo a pies juntillas que poseen la sabiduría milenaria. Qué cosas.
Yo también soy de los que coge piedras, son muy sabias ellas y al tocarlas me reconcilio con la Tierra. ¡Cuánto bien hacen, Tomás, esos paseos invernales por la playa!
Pues es cierto, Paloma, qué cosas. Claro que entre poetas, no es tan raro. Por cierto hay por aquí, en este blog, un poemario mío, "Un yo de mí": http://foliosgrapados.blogspot.com/2011/10/obra-completa-un-yo-de-mi.html
En él hay algún poema a las piedras:
Era una piedra una piedra sola hasta que un beso la volvió aire aire.
Eloy las piedras, nos reconcilian con la tierra, efectivamente. Julio Llamazares, en "La lluvia amarilla", cuenta que cuando un hombre moría alguien se lo contaba a una piedra que había en un cruce de caminos.
Lo prosaico es explicito, muestra sin más, no hay nada que desvelar. En lo poético hay que indagar más allá de lo que vemos, es donde está el misterio, las Variables ocultas.Por eso recogemos piedras, recogemos su enigma, su expresivo silencio...
La secuencia es sugerente. Si. Yo pensaba al ver los nombres sobre la arena, regalarle una piedra a cada una de ella, pero me encontré más adelante un enorme falo y metí las piedras en el bolsillo.
Los poetas nos pasamos la vida queriendo saber más de la cuenta. Así que yo a veces miro sin ver. Para no quedarme ciego.
19 comentarios:
Me gustan las piedras que has cogido, a mí también me gusta coger piedras, las hay muy raras, yo tengo una preciosa con círculos concéntricos de colores y aún me acuerdo de una preciosa que se me rompió y tenía un núcleo rosa redondo con el fondo marrón. Besito.
Menudo susto me han dado esos ojos verdes de gato, Loli. Casi le tiro un cenicero gordo de dos kilos que tengo de adorno. Me gustabas más cuando eras persona. Me gustan mucho más las personas que los animales.
A mi las piedras me gustan porque saben más que yo, una piedra del tamaño de una uña, un día fue montaña, tiene huellas y muchas historias que contar.
Una vez me guardé una en el bolsillo interior de la chaqueta, ese que han puesto los modistas junto al corazón. Y la piedra le contó a mi corazón un secreto. No lo puedo revelar. Pero desde entonces cuando le da el sol, la piedra, palpita. Y mi corazón se ablanda.
Un beso gata negra.
Mira, yo tengo un poema que se titula "secuencia" (en realidad "secuencia delirante") me hiciste acordarme. Y también cojo piedras, hasta las regalo como amuletos, creyendo a pies juntillas que poseen la sabiduría milenaria. Qué cosas.
Lo mejor, tu respuesta a Loli.
Un beso.
Yo también soy de los que coge piedras, son muy sabias ellas y al tocarlas me reconcilio con la Tierra.
¡Cuánto bien hacen, Tomás, esos paseos invernales por la playa!
Pues es cierto, Paloma, qué cosas. Claro que entre poetas, no es tan raro.
Por cierto hay por aquí, en este blog, un poemario mío, "Un yo de mí":
http://foliosgrapados.blogspot.com/2011/10/obra-completa-un-yo-de-mi.html
En él hay algún poema a las piedras:
Era una piedra
una piedra sola
hasta que un beso
la volvió aire
aire.
Un beso, Paloma.
Eloy las piedras, nos reconcilian con la tierra, efectivamente.
Julio Llamazares, en "La lluvia amarilla", cuenta que cuando un hombre moría alguien se lo contaba a una piedra que había en un cruce de caminos.
Las piedras tan importantes tan necesarias.
Un abrazo, Eloy.
Ya lo había leído, Tomás. Gracias.
Un beso.
De nada, Paloma, Espero que te gustara. Un poquito.
Beso.
Lo prosaico es explicito, muestra sin más, no hay nada que desvelar. En lo poético hay que indagar más allá de lo que vemos, es donde está el misterio, las Variables ocultas.Por eso recogemos piedras, recogemos su enigma, su expresivo silencio...
La secuencia es poéticamente sugerente.
Tomás coge una piedra y llámala por mi nombre y déjala después en esa playa del Sur, será como si un trocito de mi estuviera allí para siempre. Besos.
La secuencia es sugerente. Si. Yo pensaba al ver los nombres sobre la arena, regalarle una piedra a cada una de ella, pero me encontré más adelante un enorme falo y metí las piedras en el bolsillo.
Los poetas nos pasamos la vida queriendo saber más de la cuenta. Así que yo a veces miro sin ver. Para no quedarme ciego.
Un beso, Shandy.
Loli, la dejaré en la orilla del mar lejos de la marea, para que no se moje nunca, no quiero que tengas frío a partir de hoy.
Un beso.
Eso, ponme en un sitio que me de el sol, pueda ver el paisaje y nadie me coja y me quite de allí. Un beso.
creo por la secuencia que no fueron ellas las que fueron esa mañana a la playa
;)
un beso
Pues yo creo que son las mismas de principio a final de la secuencia.
Eso sí las piedras las tengo yo.
Un beso.
Puede ser...
quien sabe?
mi hijo también coge piedras y yo se las quito como si fueran un arma arrojadiza ;)
Un beso
No se las quites, dejáles que se arrojen las piedras. Una "pitera" no viene mal. Te hace recordar luego el sabor de la tierra en la sangre derramada.
Un beso, Eva.
Jajaja hijo sangre tierra no son tres palabras que juntas agraden a una madre, eso mejor se lo dejo al padre, yo besos, muchos jaja
Un beso Tomás
Pobres padres para lo que han quedado: representantes de la violencia.
Un beso.
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