Hombre lento, indio, náufrago,
poeta...
-Carmen Muñoz-
Hombre lento,
indio, náufrago, poeta,
me llamaron esta
tarde a punto de ser otro.
Ese otro que se
recoge a meditar
y rompe
anotaciones,
papeles con
números o flechas
unas para arriba,
otras casi nunca,
erratas o fondos
de saco,
casi siempre
direcciones prohibidas
que supuestamente
me dicen
adónde dirigirme
dentro del poema,
y qué cantidad de
papeles escritos
son importantes,
fundamentales
para que el
borrador acceda a original,
pero que un día,
ni más ni menos azul que otro,
dejan de serlo caprichosamente,
y son un esbozo
retorcido en la papelera.
Insignificantes
los miro ahora,
recordando, que
imprescindibles,
un día me
salvaron la vida.
Me recojo a
meditar.
Veo al indio en
la pradera,
al náufrago sin
letras,
al poeta o vate
retirándose a pensar
cómo se construye
un poema
que diga la
verdad
para que la
mentira sea cierta.
Y escribo:
del atropello
mortal quedó en el suelo
una agenda, un
bolígrafo negro
y unas gotas de
sangre.
Del atropello
mortal quedó en el aire
el nombre de un
hombre y de un tiempo,
la leyenda en la
que yo era un hombre lento
un indio, un
náufrago, un poeta.
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