sábado, 16 de enero de 2016

¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!

Pero para luchar contra el gobierno de las cosas
este ser hizo pesas
comió carne valiente
se puso fuerte
y en adelante le llamaremos Goliat.
Por diversas rarezas
que a la sazón le fueron dados como objetivos
fáciles:
talleres de literatura, alguna autoedición,
o alguna performance, una plaquette,
creyó que podría ser poeta.
Y se puso a ello con la ilusión de un viejo vate
de aquellos que en un romántico tiempo pasado
llevaban armas o revólveres en la cintura
en el sobaco, junto al bolsillo del bolígrafo,
llamado por algunos bolsillo intelectual
por la cantidad de tinta que soportaban
estas faltriqueras sobradas de balas
que sabían defender un poema a punta de pistola.
Mas se equivocó. No era eso.
No se estilaba el poema en su relación con la violencia
o la violencia misma del poema
en su relación con la bala.

Sus primeros versos escritos en una noche vulgar
donde no colaboraron las musas,
ni había estrellas, ni melancolía,
ni cielo encapotado que prometiera lluvia,
decían así:
“Amanamano cristal tal vez
de murano,
tal vez distintos días
para los estragos o los estrados,
qué fácil resulta esto de escribir,
a pesar de los pesares,
a pesar de estos imbéciles sacerdotes
que relacionan honradez poética
con ignorancia,
y predican,
tal vez pensando con el cerebro de reptil
-que aún todos portamos cerca de la nuca-
que en la sabiduría hay algo de malicia”.

Y cuando quiso poner punto y final a todo este
panorama lírico-mordaz, fue tarde:
resulta que triunfó, publicó, recibió premios,
se afamó, fue feliz, le dio un infarto.

Cacho cabrón, dijeron los amigos
cacho mamón, exclamó la editorial,
nos deja compuestos y sin versos.
Casi todos acudieron a los honras fúnebres.
Y unos energúmenos frailecillos con alas de ángel negro
le llevaron en volandas hasta unas huertas cercanas
donde amigos verdes de ecología poética
depositaron sus cenizas
para que se alimentaran de él
las higueras, los cerezos y un solitario nogal,
a la vez que gritaron tres veces:
¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!, ¡¡Goliat!!

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