Ella me nombra azul
y cal y sombra
pierna mano y oreja
parpados de ojos alegres
o toca mi vientre
y me pone en el pelo
el nombre de una letra
que fue encontrada por un árabe
bajo la arena del oasis
y con esa letra va desplegando
sobre el papel de mi rostro
los nombres de aquellos que la amaron
mientras me besa y escribe
en las pentágonas caras de la noche
líneas y trazos que sigue con el dedo
como se camina un surco en la tierra
diciendo para amarme
el nombre
con el que antes nombró a otros.
Es hermoso
reconocerme entre sus brazos
recordando ternuras que recibió de tantos.
Y yo le susurro al oído:
“Quiéreme por todos los hombres
que te amaron.”
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