miércoles, 5 de enero de 2011

Efigies

Ahora que pintar no puedo estatuas blancas
en el inexplorado páramo,
sírvanme los talados bosques
de patraña o de modelo
para ordenar una plaza de masas excitadas.
Las llevo a los altares,
al borde de la efigie,
a pie del astillero,
allí junto a los muelles me subo al escenario,
les hago ver desde la grada
que cuando un poeta construye un verso
es porque en otro lugar del planeta
alguien, al unísono, ha destruido algo.
Ante el milagro, no aplauden,
pero miran con cariño

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