Tal vez no acabe nunca de hacer este poema. -J.M. Caballero Bonald-
lunes, 13 de junio de 2011
El Hombre Ánimo
Él era un habitante de Pangea
era un guerrero pálido
de una tierra febril.
Donde habitó primero sola figura
y dejó luego sólida forma
iba desde el cenit amargo
abandonando su replegada sombra
sobre esfinges y tumultos
estatuas y líquenes de bruñida plata.
Los aires ardientes con furia dejaron su silueta
impresa en piedras
y se inclinó fósil sobre abismos
recorrió como luz placas tectónicas
flotando sobre el fuego
alimentado por encrespados magmas
de violentos volcanes ígneos.
Y fue nieve aquel día que sus ojos
cruzaron el umbral del trópico
condenándose a ser soledad
en la sabana un breve instante
nieve perpetua
un eterno glacial.
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2 comentarios:
Muy bueno.
Como tú de buena.
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