La asamblea de ayer fue muy tranquila. Acudió menos gente. Estuvo mejor organizado el tiempo y las palabras y casi nadie se repitió. Estoy esperando. Llevo tres asambleas callado. Comprando. Queriendo saber. Aprendo. Desaprendo. Sonrío.
Pidió la palabra una mujer joven, para disculparse ante la asamblea por haberse enfrentado a un policía durante la cacerolada. "Me calenté, perdí los nervios". Se le saltaban las lágrimas. Aluciné. El moderador dijo por el megáfono: "todos somos humanos". La catarsis, la purificación, el filtro necesario por el que tendrá que pasar este movimiento acaba de empezar. Tal vez acabe de terminar. Las comisiones siguen trabajando.
Y hay una cosa que me llama poderosamente la atención: el equilibrio tan triste que hace el M-15 para mantenerse al margen de los políticos y de la política. Una cosa es decirlo y otra verlo. Ver como se practica esa "independencia". O esa distancia. Se que alguien, tendrá que superarla. Y dar el aviso.
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