Tal vez en el silencio, a eso de las doce de la noche,
un par de horas después de haber amado tanto
será entonces cuando ponga fin a este escalofrío
y me dedique a filmar en la oscuridad
los besos perdidos por la alfombra,
o a recoger las pelusas livianas que dejaron
los cadáveres verdes de aquellos hombres
que intentaron amarte en mi presencia.
Y en ese silencio deduzca
que si te dejo no tenga a donde ir.
Que debo asumir que tú eres mi lugar de destino.
Aún me crucifican las encrucijadas
y nunca hice nada por impedirlo.
1 comentario:
Dios mio ,que locura,es lo que me sugiere la poesía.Besos.
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