Llovía sobre la ciudad bombardeada.
Hay belleza en las paredes mordidas
mil veces
por la ametralladora de lengua azul.
Bajo la lluvia triste las ruinas son plásticas,
tienen la textura de un temblor,
el escorzo gris de la piedra rota.
Aquella piedra mil veces hecha lasca,
para poder conseguir el filo preciso,
amenazante hasta el miedo de poder matarse.
Fue hace un millón de años,
por un hombre que se miraba las manos
en los ojos del agua
y veía ciudades arrasadas.
5 comentarios:
Ciudad fantasmagórica esa del poema. Buen tema musical. Un abrazo.
Tipo Guernica.
32 grados. Me voy a la playa.
Que envídia. Tomás el poeta enamorado del mar¡¡¡ Un beso.
No sé si alguna vez llegaremos a ver las hermosas ciudades invisibles que propuso Italo Calvino.
Las que sí veremos, no se si de cerca, cerquísima o de lejos son las ciudades y las casas que se van descomponiendo.
Poema con rigor y con ruido.
Le dejo este enlace mío por sentirme identificado:
http://barraque-koroneiki.blogspot.com/2011/10/asiento-once-asiento-incomodo.html
Un saludo.
Me ha encantado todo, Tempero.
Me ha encantado tu entrada. Tu texto. El tema flamenco o cante jondo "a pelo" del Mijita.
La ciudad es un tema al que acudo una y otra vez en mi poesía. Soy un bicho del asfalto. He echo ciudad. He tocado la sangre de la ciudad. La sangre de los míos. Y entonces las ciudades eran invisibles.
Conocía tu blog a través de nuestra amiga Carmen. Lo visité en un par de ocasiones. Sé que te gusta el rigor. Se te nota cierto acerbo cultural cuando dices. Cuando nombras.
Y me ha encantado verte por aquí.
Hasta me ha encantado que me hables de usted.
Salud y alegría.
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