Arriba y abajo siguiendo mis pasos
o pisando mis huellas
calcé definitivamente
el pie que me acompaña
e hice mi obra con altiva paciencia
rastreando cual apache
los cascos heráldicos de Kafka
por ejemplo
u otros por ejemplos
como De Rokha y muchos más
alguno más llegó hasta mi cuerpo
que respiró la libertad con agallas de anfibio,
o la falta de ella
con bífida lengua.
Y soporté hermético y soberbio
al poema caído en medio de mi frente;
que doblegado, abatido, impávido
gravitó dulce y amargo.
Fue reptando como una serpentina animal,
como una hiedra eterna y duradera.
Por todas mis tripas y mis hernias
fue dejando zarpazos de una gravedad
próxima al herido de guerra y su dolor hospitalario.
El poema felino, con enérgico vigor, me ha sometido
durante años. Obligado a pergeñar las heridas a los versos
o la letra a la palabra, he ido atando con hilos de sangre
el amor o la vida, el odio o la muerte,
añadiendo cabo al cabo, zurciendo y repasando
o corrigiendo sus afilados bordes,
así hasta vencerle un poco:
el poco de los genios o de los elfos o de los magos,
la brizna
del que somete a esclavo el remiendo literal,
a plancha el patrón tipográfico
a magistral borrador elegías y loas.
5 comentarios:
Tomás, este es muy bueno, podías meterlo en el blog nuevo. Un beso. Estoy pensando en rifar un jamón para Navidad entre los participantes, no me falles. Un beso.
Egoísta. Vas a poner a la poesía al nivel que se merece: el del embutido
Besos.
Me acabo de comer un bocata de jamón que me ha producido igual de placer que tu poesía. Lo siento pero así es la realidad.,poesía y embutido, dos cosas igual de placenteras. La ventaja es que tu poesía aún está y puede volver a ser un placer leerla y el bocata desapareció. Gana la poesía, uno a cero. Besos.
Contenta te veo. La idea tan buena que te dio Batania.
Besos.
Creo que me la diste tú. Un beso.
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