Sigamos homenajeando a ese material tan noble como es la hoja de la espadaña. Y que el culo se adhiera al asiento para darse uno un homenaje con alguien querido.
Nada comprendí aquella tarde de otoño. Del árbol recogiste la luz con tus manos y me ofreciste una cesta llena de soles. Nada comprendí entonces de tan luminosa declaración. Tampoco entendiste tú, cuando a la boca llevabas la frutal lujuria elaborada a fuego lento por mis manos, que masticabas mi dulce desconsuelo.
Cada vez menos espadañas, cada vez menos manos trenzando esos asientos, cada vez menos sillas para asentar el culo y cada vez menos tiempo para sentarse a hablar. Esto es horrible, Manuel.
Anónim@ que en la sombras vives, dime ya quién eres y tendrás lo tuyo.
Pregunto: ¿Y todo esto nos pasó cuando éramos niños o fue esta mañana a la hora del café? Acojona no ser anónimo para poder decir esto con nombres y apellidos, ¿a que sí?
Desde luego el Anónimo tiene buen gusto por elegir ese texto. A mí me gusta mucho. Pero mi no comprender por qué lo ha dejado aquí, por qué se esconde tras un anónimo y porqué no cita a la autora.
Aclarado esto, decir que el rincón andaluz es una solana que luce cierto abandono con gracia, y la mirada del poeta supo verla. No desagradaría este rincón a un pintor.
Los anónimos últimamente tienen doble personalidad. Se desdoblan y se pliegan. Se disfrazan y se abrazan. Incluso comuelgan y comulgan. Y se abalanzan. Y si nadie los ve, se desnudan, se amenazan. Y hasta llegan a quererse.
Creo que estoy dispuesto a negociar con el pintor, la gracia de esa solana.
8 comentarios:
A mí me da que esa motillo lleva bastante tiempo pará. Se nota por varios motivos: herbáceos y óxido en el tubo de escape.
De la silla me callo, que hable Tempero que a el le lleva pintando durante tiempo.
Un beso, polvorín.
Me gusta polvorín. La próxima vez por favor balilla. También me gusta.
Paso por el lugar muy a menudo y puedo asegurar que moto y silla llevan juntitas, una buena temporada.
Suele ser parte del carácter andaluz: si están ahí por algo será.
Un beso, entrañable.
Sigamos homenajeando a ese material tan noble como es la hoja de la espadaña. Y que el culo se adhiera al asiento para darse uno un homenaje con alguien querido.
¿Para cuándo un nuevo homenaje, Tomás?
Aberazos desde mi silla.
Nada comprendí aquella tarde de otoño.
Del árbol recogiste la luz con tus manos y me ofreciste una cesta llena de soles.
Nada comprendí entonces de tan luminosa declaración.
Tampoco entendiste tú, cuando a la boca llevabas la frutal lujuria elaborada a fuego lento por mis manos, que masticabas mi dulce desconsuelo.
Cada vez menos espadañas, cada vez menos manos trenzando esos asientos, cada vez menos sillas para asentar el culo y cada vez menos tiempo para sentarse a hablar. Esto es horrible, Manuel.
Un día de homenaje nos vendría bien.
Aberazos.
Anónim@ que en la sombras vives, dime ya quién eres y tendrás lo tuyo.
Pregunto: ¿Y todo esto nos pasó cuando éramos niños o fue esta mañana a la hora del café?
Acojona no ser anónimo para poder decir esto con nombres y apellidos, ¿a que sí?
Venga.
Rivero, decir que me produce sorpresa ver en esta entrada tuya un texto de mi autoría robado de mi blog.
http://sinpermisodetucaranilicenciadeustedes.blogspot.com.es/2010/10/corazones-de-membrillo.html
Desde luego el Anónimo tiene buen gusto por elegir ese texto. A mí me gusta mucho. Pero mi no comprender por qué lo ha dejado aquí, por qué se esconde tras un anónimo y porqué no cita a la autora.
Aclarado esto, decir que el rincón andaluz es una solana que luce cierto abandono con gracia, y la mirada del poeta supo verla. No desagradaría este rincón a un pintor.
Un beso
Los anónimos últimamente tienen doble personalidad. Se desdoblan y se pliegan. Se disfrazan y se abrazan. Incluso comuelgan y comulgan. Y se abalanzan. Y si nadie los ve, se desnudan, se amenazan. Y hasta llegan a quererse.
Creo que estoy dispuesto a negociar con el pintor, la gracia de esa solana.
Un beso, rebelde.
Publicar un comentario