Esto es un "hayku" bajo los cascos de aquel caballo fantasma sobre el que todos cabalgamos y que al cruzar la frontera a través del ojo de la cerradura, fue pisoteado.
Existe también ese paso que se apoya en el anterior y que llaman a la hora de repartir versos, a lo largo del poema, encabalgadura. O también lo que en un afán de caballeros poetas, proveer de caballos.
En el segundo verso, la palabra "fronteras" abre el paso a otra mirada de parapetos de fuego y frío: nieva (rojo-blanco) sobre el negro para que el podrido ojo alcahuete no vea quien cruza la frontera.
4 comentarios:
Que buen Hayku, y que surealista te ha quedado, me gusta eso de que los pasos eran fronteras, muy sugerente de obstaculos. Besos.
Esto es un "hayku" bajo los cascos de aquel caballo fantasma sobre el que todos cabalgamos y que al cruzar la frontera a través del ojo de la cerradura, fue pisoteado.
Besos, Lola.
Me gusta el haiku. Y la cabagaldura. Sin ella no se hubieran abierto las fronteras a los pasos.
Existe también ese paso que se apoya en el anterior y que llaman a la hora de repartir versos, a lo largo del poema, encabalgadura. O también lo que en un afán de caballeros poetas, proveer de caballos.
En el segundo verso, la palabra "fronteras" abre el paso a otra mirada de parapetos de fuego y frío: nieva (rojo-blanco) sobre el negro para que el podrido ojo alcahuete no vea quien cruza la frontera.
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