martes, 5 de noviembre de 2013

EGO ISMO (Las vanguardias)

No sé si soy egoísta cuando pongo un poema mio, aquí. O son eghoistas los otros cuando ven la hache intercalada de mis versos, y miran para otro lado. ¿Qué les aturde que yo no contemplé con la humildad precisa y suficiente como para no publicar un poema que forzaba la hache, que forzaba la máquina de los versos a una comprensión impropia de este medio? ¿A qué comprensión de quién se debe el poema? ¿A qué soporte anímico la fuerza del molde que soporta un modelo? Troquel presionando, cortando los bordes del poema. Esas excrecencias que siempre vomita el fuego del verso, tan sumamente egoista. Me alimento de tildes. La tarde es continua. Continúa. El día. Los dias. Y mi vida hambrienta de ti. La vanguardia de tu sangre.


4 comentarios:

Shandy dijo...

Aunque de vez en cuando se muestre filántropo en sus "Citas desinteresadas", sí es usted egoísta al poner poemas suyos Aquí. Pero está usted en todo su derecho de serlo, para eso ha creado su espacio, su blog.
Ismo es un sufijo griego que significa "tendencia", "corriente", "movimiento"... Así que como "tendencia literaria vanguardista"- que usted acaba de inagurar- el "Ego-ísmo" remitiría, como el resto de las Vanguardias, también al romanticismo:La conciencia del Yo como entidad autónoma y la obra como inacabada e imperfecta.

Los que se silencian es porque la H es muda, y porque son tan egoístas como el propio creador.
El lector ideal es el escritor en el instante anterior a la escritura. Pero todo libro tiene su lector ideal.

“Hay tres clases de lectores: la primera, aquellos que gustan de un libro sin juzgarlo; la tercera, aquellos que lo juzgan sin gustarlo; y otra, entre las dos, que juzgan mientras gustan de un libro y gustan de un libro mientras lo juzgan. Estos últimos dan nueva vida a una obra de arte, y no son muchos. “ Goethe, en una carta a Johann Friedrich Rochlitz.

El lector ideal según Stendhal: “Escribo para apenas cien lectores para seres infelices, amables, encantadores, nunca morales o hipócritas, a quienes me gustaría complacer. Apenas si conozco a uno o dos”.

La noche continua continúa. Y yo me alimento de Haches silenciosas, de textos sin géneros, de versos por escribir, de tildes y de Eses ausentes y de la pulpa que le falta al vestido encaracolado de la naranja bailarina.

Besos de cronopia egoísta con tendencias de fama:

http://youtu.be/N7hL2LitFEM

Tomás Rivero dijo...

Fue una premisa, fue la condición indispensable de este blog: Ser egoísta, pues de un egoísmo vengo: el de esta sociedad que me educa en él. Voy aprendiendo a ser generoso en otros ámbitos, más importantes que este blog. Pero la generosidad, para serlo, mostrarse como tal, debe ser recibida, acogida. De nada sirve ser generoso, si el otro es sórdido la generosidad le llena los ojos de arena y los bolsillos le crujen de acumular óxidos.
Ah! las vanguardias... Este yo inmortal que a mí me cuesta tanto asumir como motor del todo. Las vanguardias necesarias. Lo que va por delante. Lo que carga o apechuga con toda la responsabilidad. Y que un egoísmo se convierta en vanguardia. Fantástico!! Esa percepción que tiene una suprema mirada sobre las cosas. ¿Y las cosas? ¿quién las puso tal cual, para que nuestra mirada pueda ser suprema? El devenir de la vida es generoso, muestra tanto que es inútil ser egoísta. (Continuará)



Tomás Rivero dijo...

(Continuación) La H.
Dices tú: "Los que se silencian es porque la H es muda, y porque son tan egoístas como el propio creador."
Partes de una equidad inexistente, ya que soy yo el que "decide" el poema. Yo pongo la H, "fuerzo la situación" y a la vez me pregunto eso mismo: ¿fuerzo la situación?Espero una respuesta, por lo tanto interrogo al lector:
"¿Qué les aturde que yo no contemplé con la humildad precisa y suficiente como para no publicar un poema que forzaba la hache, que forzaba la máquina de los versos a una comprensión impropia de este medio? ¿A qué comprensión de quién se debe el poema?"
Creo que aquí el autor se ve obligado a preguntar por el rumbo de su obra, por el depositario de ella: ¿Adónde, quién y para qué? O también, ¿Vanguardia de qué soy, o somos? Dejadme leer en el viento, en el agua, en el ruido del bosque. Eso pide el autor. Y por tanto se contesta: seguidme.

"El lector ideal es el escritor en el instante anterior a la escritura. Pero todo libro tiene su lector ideal." Dices tú.
Si el lector ideal es el escritor en el instante anterior a la escritura, se supone que este escritor supo leer allí donde podía decir-escribiendo y que nunca podría dejar de ser un lector. ¿Nos fagocita el libro?
No sé si Goethe me dejaría incluir un cuarto lector: El lector que no sabe aplicar lo que lee a su vida, haciendo que esta se parezca a la literatura. No a una historia narrada, más o menos truculenta, ociosa, o divertida, no, a la literatura, a la manera de ser de la literatura o a la manera de hacer para poder ser literatura. Y aquí o te mezclas o no eres nadie.

Y ahora te dejo un beso como refrigerio, Shandy.
(Continuará)

Tomás Rivero dijo...

(Continuación)
Alimentos: Shandy, envidio tus alimentos. Sobre todo me gustaría saborear contigo versos sin escribir o la pulpa de una naranja bailarina. Las "eses" ausentes se pueden corregir dándole forma a los cuerpos sobre sábanas azules, limones y pomelos.

La noche continúa, cronopia egoísta.

Egoísmo o Filantropía.

"Los famas son capaces de gestos de una gran generosidad, como por ejemplo cuando este fama encuentra a una pobre esperanza caída al pie de un cocotero, y alzándola en su automóvil la lleva a su casa y se ocupa de nutrirla y ofrecerle esparcimiento hasta que la esperanza tiene fuerza y se atreve a subir otra vez al cocotero. El fama se siente muy bueno después de este gesto, y en realidad es muy bueno, solamente que no se le ocurre pensar que dentro de pocos días la esperanza va a caerse otra vez del cocotero. Entonces mientras la esperanza está de nuevo caída al pie del cocotero, este fama en su club se siente muy bueno y piensa en la forma en que ayudó a la pobre esperanza cuando la encontró caída.
Los cronopios no son generosos por principio. Pasan al lado de las cosas más conmovedoras, como ser una pobre esperanza que no sabe atarse el zapato y gime, sentada en el cordón de la vereda. Estos cronopios ni miran a la esperanza, ocupadísimos en seguir con la vista una baba del diablo. Con seres así no se puede practicar coherentemente la beneficiencia, por eso en las sociedades filantrópicas las autoridades son todas famas, y la bibliotecaria es una esperanza. Desde sus puestos los famas ayudan muchísimo a los cronopios, que se ne fregan."

Me "ne frego", es la vieja vanguardia de los cronopios que necesitamos famas. ¿A qué aspira la esperanza subiendo y bajando del cocotero? Tal vez se deba a un mimo de lectora empedernida, empeñada en hacer mil lecturas de un mismo texto: rigor profesional de bibliotecaria.

Besos, que una hache muda siempre hace temblar.