Soy un efímero y no demasiado descontento ciudadano
de una metrópoli que se cree moderna....
-Arthur Rimbaud-
La ciudad fue plasmando en argollas una atadura metafísica
a una sociedad dispuesta a las cadenas
y para ello apostó a estratégicos francotiradores
que dieron orden de sangre al color arquitecto.
Ganó así durante siglos el hormigón calidad de carotina
abriendo sus venas a linfocitos ganglios.
Sobre pedestales de acero edificó ídolos
maniatando con precisión a mujeres y hombres
contó para ello con ciertos sujetos
traidores como siempre
pues lo hubo
repitiéndose esos periodos de soledad
donde la historia fracasa tantas veces
que una vez más no importó en demasía
ni pusieron reparos esos núcleos sociales
que eran minoría representantes conscientes dicen ellos
de las masas los muchos los excesos.
Así fue llamada democracia
a esa tarea donde el sello redentor la impronta
la huella fielmente ordenada en el archivo
edifica colabora evitando la dispersión
y así organiza la diáspora el hombre más humano
sabe todo de nosotros y acontece cuando dormimos
la suciedad
el fin.
Se recomienza otro siglo otra historia
protagonistas nuevos se suman al dígito
se inventa un poeta otro poema
y la historia va aprendiendo a protegerse.
Dices tierra y te llenas de aire desnudo solemne casi ciego
en un hermoso laberinto donde se descubren a ciertas alturas
músicas y fuegos. Hembras desnudas. Caballos con los belfos
manchados de manzanas azules.
Dices amo y tu boca se llena de besos que nunca usa nadie.
Y ella acaricia tu nunca y allí siempre hay alguien
que piensa por ti que piensa en poseerte.
Quién sabe medir las distancias con paciencia soportar los
diarios
comprender las noticias o las naciones
quién será descubierto cada hora en su profundo miedo
extranjero
colaborador terrorista sujeto dudoso o poeta
descarnado a cada instante para desear ser ave volar lejos
como papel en las aceras viento llevadero a lugares
inseguros
pulpa de celulosa empapada en tinta mojada por la lluvia
garabateadas palabras borradas difuminadas
traídas por agua de cloacas hasta las playas pobladas
de bellezas varias residuos clónicos de toda nuestra
pobreza.
Quién sabe decir justo este día acabo y me renuevo
quién dice ya la palabra que a la lengua da el olfato de tu
placer
quién lo conoce también al acariciar el dolor tan bien
los sonidos tu voz tu ruido delator del goce
deleite difamador mientras se derrama el café
y un hombre venido invasor puede traicionarme.
Y desde todas partes me anuncian llegadas de seres
triunfantes exitosos y felices.
Y yo me expongo para ser devorado.
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