Al amanecer,
cuando las cosas pequeñas vuelven a la vida,
y los retratos de los espejos
se quiebran en el cristalino,
me he tatuado sobre el pene
un pene de veinte centímetros
lo cual me ha proporcionado una perspectiva
distinta de las cosas grandes de la vida.
Por ejemplo ahora lo veo todo
desde la importancia que tiene
ser un hombre empequeñecido
por la responsabilidad voluminosa
de los asuntos de la vida
y el trafago del hombre y su destino.
He borrado el tatuaje con tinta de calamar
y de nuevo vuelvo a ser el molusco
que tanto deseas tú
y el mundo que me rodea:
mis tentáculos de gelatina
anidan en oquedades precisas.
Llueve en el norte. El glamour del gris.
Feria de las vanidades en el resto del país.
Las antorchas de la noche buscan
a un hombre.
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