Levanta la mano
izquierda,
empuña el viejo
portaminas,
pon aquí un verso
como una noria
que gire en
canjilones de agua y saque de ti,
como de un pozo
un cuerpo dulce y
suave como una sábana
cubierta de
pasado, de gloria,
de húmedas
arrugas,
de viejas historias
que olvidó el agua.
Recupera la
memoria de aquellas lágrimas
que cayeron un
día en tu alma de aljibe,
serena y rota
como los misterios
geográficos
de un laberinto.
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