De vez en cuando paramos y miramos a nuestro alrededor. Unas para ver si vemos. Otras para ver sin más. El hombre intenta hacer de la vida poesía. Pero también dramas. Y uno se acongoja. Se le caen lágrimas como puños al ver que en ese deambular el hombre construye jardines en el césped con tomates que crecen desde dentro hacia afuera. Por ejemplo. Mire, miren.
Siiiiiii, ¡¡¡al tomate le crecen las semillas!!! Brotan plantas de tomate dentro del tomate.
Una pregunta: ¿Por qué les extraña la palabra revolución? eh!, eh!; no digan que no, yo sé que les resulta raro incorporar la palabreja a lo cotidiano, ya que esta rompe con cierta armonía adquirida, adocenada a lo largo de estos años, sin duda. Pues tendrán ustedes que hacer alguna revolución. Ustedes los que sean.
Por cierto, el tomate tiene un sabor a césped mal segado. Asqueroso. Viva la revolución.
Posdata:
Pedazo de poema me acaba de salir.
En serio, y en nombre de mi abuela Agustina Duarte Muriel, a la que debo la vida y respeto: Me duelen mucho, mucho los compañones.
Posdata:
Pedazo de poema me acaba de salir.
En serio, y en nombre de mi abuela Agustina Duarte Muriel, a la que debo la vida y respeto: Me duelen mucho, mucho los compañones.
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