El tracto, quizás el espesor de las palabras
o las lecturas,
quizás la noche que nublándose pasa desapercibida
y nadie observa que llueven gotas negras,
los años tal vez que se añaden a la vida
como una serpiente difícil y larga,
todo ello hizo posible a pesar de tantos,
que fueran diferentes los movimientos
a partir de ese día,
el balanceo de la carne,
el susurro interior.
Consultó hojas de calendario
disfrutó de la soleada mañana
y de un caliente café.
Junto a su diccionario buscó la palabra único
que le llevó a solo (él pensó que recoleto)
y conjugó hombre de escuela
con docencia
o reunión con íntimos rincones.
Se vistió para salir a la calle con el traje de calles
y al enfundárselo dejó su anterior categoría
en pandemias. Se fue.
Tal vez se hizo.
4 comentarios:
Ya empiezo a entender.Voy aprendiendo.
Y un día serás feliz. O casi.
Me encanta la neblina en que se mueven tus poemas, el mundo irreal y a la misma vez tan cercano que golpea. Tienes una forma de decir seductora, insinuante, un estilo muy tuyo que me encanta. Grande.
Y a mí me encantan tus criticas. Evidentemente creo no merecerlas. Pero aprendo de ellas a mirarme de otra forma. Y a hacer, lo que hay que hacer: corregir los poemas. Y mirarlos también como tú los miras.
Nunca me habían dicho lo de la neblina moviéndose en el poema. Una observación distinta.
Eres generoso. Gracias, José.
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