Aquí en esta cicatriz
justo antes de que tú llegaras
había un orden establecido
donde el placer daba paso al dolor
con la prudencia inexacta
que la memoria usa
para saborear el último recuerdo
de cuando era una herida
recluida en mí
y yo aún no la amaba
como ahora la amo.
y yo aún no la amaba
como ahora la amo.
11 comentarios:
Besitos en tu cicatriz, y un abrazo para tí.
Otro, Loli. Y un beso.
Es una maravilla, de veras, de las que llegan muy adentro.
Besos siempre, Tomás.
Gracias Isolda. Gracias por tus palabras.
Un beso.
Qué bueno, Tomás. A veces el poeta tiene una idea especialmente afortunada y acierta a desarrollarla a la perfección, sin que sobre ni falte nada. Para mí, ésta es una de esas ocasiones.
Abrazos.
Así es Ramón, como dices esta debe ser una de esas ocasiones. Aunque el poema siempre pide "mejoras", este creo que quedó casi redondo.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
En los claustros del alma la herida yace callada; mas consume hambrienta
la vida, que en mis venas alimenta
llama las médulas extendida.
Si, Rivero, hay heridas que alimentan y se gozan y se aman. Porque nos devuelven a la herida de la vida.
Un poema muy bien "enfiado".
Un beso para cada una de las tres heridas
En los claustros del alma la herida/
yace callada; mas consume hambrienta/
la vida, que en mis venas alimenta/
llama las medulas extendida.
La disposición de los versos de Quevedo es importante. Y me jode que se descoloquen sin permiso del poeta.
Coincido totalmente en lo que dice Ramón, y en lo que tú dices sobre la redondez del poema.
Solo me queda aplaudir ese casi y releer el poema para decir por lo bajo: "¡qué jodido el Tomás"
Un abrazo admirado.
En los claustros del alma la herida/ yace callada; mas consume, hambrienta,/ la vida, que en mis venas alimenta/ llama por las médulas extendida.
La herida de la vida, Shandy. Para ella también, bálsamo de besos. Miel de renovadas caricias.
Besos para las tres heridas. Besos para la que nos da la vida.
Eloy, ya sabes cómo es la poesía. A veces un poco jodida. Este poema consigue quitarme algo de vida. Mas no le guardo rencor. Mío es, al fin y al cabo, el poema. Y el dolor, aveces quisiera compartirlo. Como comparto versos.
Un abrazo, Eloy.
Publicar un comentario