Mientras Béla Fleck se enreda en acordes de rosal
me sirvo un orujo de hiervas,
miro a través de la ventana
y Woody Guthrie, más allá del cielo,
aún vibra con su guitarra Machine Kills Fascists.
Fumo tabaco negro y seco, siento un leve dolor de garganta,
meso mis cabellos, paladeo un trago corto
del destilado hollejo
y repaso una revista de fotos
y repaso una revista de fotos
donde esa actriz de reparto a la que nombran Silke
ha taladrado sus pezones sonrosados,
gordos y sabrosos, con anillos de metal
que dejan en la boca una burbuja fría
atemporal y quirúrgica.
Veo que por el cielo de hoy viene añil y otoño
un genial suicidio de nubes de plata que explosionan,
estrellándose contra el granate atardecer del horizonte,
rompiendo el perfil azul y gris de las montañas:
impresionista óleo que no puede arrebatarme nadie.
Arde la luz quemándose en las miradas
y todo es vivo y perecedero.
Un libro de poemas sobre la mesa
deja caer versos de Rimbaud:
“…tus infantiles senos demasiado humanos
y demasiado dulces;..."
Pasean solas las mujeres esta tarde,
charlan entre ellas bajo los árboles del parque
y los niños alborotan en la arena.
2 comentarios:
Retazos de tiempo, brochazos de vida hechos poema, impresionismo de lo cotidiano al estilo Rivero. Me gusta.
Gracias, Eloy. Dentro de poco el "estilo Rivero" será tendencia en la escuela de la moda. Es broma, espero que no.
Un abrazo. Eloy.
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