Con destreza inusitada
arrojó lejos de mí el doloroso cosmético,
el artístico carmín,
el perfil de lápiz
que en un largo y laborioso maquillaje
había dibujado ante el espejo,
y sobre la colcha de la cama entabló
un cuerpo a cuerpo de besos
con la otra.
Yo lo contemplaba todo
desde una lágrima enorme
de rodillas postradas,
desde una lágrima enorme
de rodillas postradas,
desde la más triste desnudez
7 comentarios:
Sencillamente genial, Tomás. Un aplauso merecido.
Es una ola vespertina y roja en el cielo.
Saludos
O matutina, a saber...
Conmovedor, no se me ocurre mejor adjetivo.
Un beso, siempre.
Ángel, otro aplauso genial para ti.
Saludos
Victor, es un atardecer de invierno suave en el sur.
Saludos.
Un beso conmovedor de máscaras borrándose de los espejos, Isolda.
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