frota los dedos contra el alba,
piensa en los rostros que fueron piedra,
pídele a la noche un vaso de luz,
bebe de las minas el mineral arcano,
disfruta con los ojos de cerezas y patios,
pon alivios de rabia
sobre los muros blancos y malvas,
con altares de hierba.
Pásale la mano a la muchacha
por su cintura de aceite,
súbela contigo al alto y oscuro desván
donde dormitan todos los recuerdos,
ámala junto a viejos juguetes rotos.
Dale de ti ese olor a manzanas
que acumuló tu carne durante años.
Déjale un disfraz de amor y fantasía,
una fácil cicatriz que pueda borrar
con la ceniza del último beso,
con los recuerdos mudos del ruidoso
júbilo de amar.
Llévate de ella la noche oscura
de su piel. Pásale la mano a la vida
que te trajo hasta ella.
2 comentarios:
Este poema esta cargado de amor, y lo trasmite. Besos.
Yo creo que está lleno de pasado, de deseo y nostalgia. De amor...y de olor a manzanas.
Besos, Lola.
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