Antes y después del poema.
Antes y después del poema.
Antes
y después.
Antes del poema
lo que había era un posible después.
Y que sólo después del poema fue alargándose,
extendiéndose como la pregunta más difícil
que tendría que hacerse
el poema si después de él
el antes no significó absolutamente nada.
Lo que dejó el poema,
lento,
macerándose como un después
de nosotros,
siempre fue ese antes.
Antes y después de nosotros,
de nosotros siempre,
su libertad de tiempo.
4 comentarios:
Está claro que el poema soís vosotros, el antes y el después carecen de importancia. Besos.
¿Y quién son vosotros? ¿El poeta? No sé. Dudo. ¿Y después del poema, que sentido el poeta?
Besos, Lola.
Como me preguntas te contesto, vosotros soís tu y tu enamorada, y después del poema queda el amor. Besos, Tomás.
Ah! pues no había caído. Te prometo que el poema no va de enamorados, lo juro. Platicaba yo sobre ese antes y ese después -espacio muerto- donde el poema puede nacer o morir. Ser o no ser. He ahí el poema. O no.
Un beso, Lola.
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