A veces cuando el sol se pone triste
yo uso camisa de rebelde y pobre,
fina tela clara para poder cubrirme
de esta tonta y a veces inmensa soledad,
de este tigre oscuro y vivo de luz
que a ratos soy.
Y en mis ojos callados hay reflexión
y silencio, malísimos poemas solos
que se organizaron un día
que dios estuvo anexo (perdóname César)
o donde no debía,
e independientes de él y de todos
me deben la vida,
se deben a mí,
un ser vital que hoy se pone triste
se viste y se desviste
y da un doble salto mortal
con barba de tres días,
para poder fracasar en la red del poema
con la notable rotundidad diagnóstica
de un poeta roto,
categóricamente defenestrado.
4 comentarios:
Poeta triste, tal vez roto, tal vez defenestrado, pero poeta al fin.
Unplacer volver a encontrarte.
Besos
Desde el 19 de marzo -el último- un placer para mí volver a leer tus comentarios. Siempre estuve aquí.
Besos, Soco.
No quiero que te pongas triste, aunque la tristeza es la madre de la poesía en muchos casos. Feliz verano. Besos.
Camisa de rebelde contra la tristeza. Hay una buena, y para esa también tengo otra camisa, esta hay que quitársela y mostrar el pecho desnudo.
Besos, Lola.
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