Me quedo solo. Por ideología y por
edad. Me duelen los cojones del alma. Me duele esta vida por que conocí cómo
era la vida hace 50 años. Me cago en to. El tiempo que no existe nos mata. Aún
me quedan unos cuantos polvos. Que se jodan los que me quieren lisiar la vida.
Alguno habrá. Saco la cabeza bajo el carbón y resoplo. Estoy cabreado.
Cabrones. Ha muerto Johnny Winter. Setenta tacos. Lo escuchaba en el 68 bajo el
sol de aquel pedazo de Extremadura con cara de desierto y franquistas por todas
partes. Lo escuchaba a pesar de los putos sabañones y un país con olor a pies que pensaba con los ídem. Estas músicas eran un soplo de libertad, casi salvaje.
Johnny Winter. Un caballero
tejano, albino del blues blanco, para más redundancia, con voz dura de tejano
curtido. Ya sé que a tipos como a este lo disfrutamos, antes y ahora, cuatro
chalados, y parece que ya hemos disfrutado demasiado. Que les den. Y que el
blues, hace 50 años, era una cosa de niños raritos como yo. Larga vida al
blues. Y que no descanse en paz, que siga tocando los güevos al altísimo. Va.
3 comentarios:
Larga vida al blues, Tomás, "soplo de libertad, casi salvaje"...
y abrazo
Larga vida al blues. No sé si será casualidad, o no, pero hablando de larga vida, hace diez minutos estaba limpiando y reparando la funda de mi armónica, una "Hohner". Tiene ya más de 25 años: una larga vida.
Besos, Socos. Y viva el blues!!
Ah!! La encontré, perdida entre bolsas de papel, un descuido. Mi armónica, la había perdido.
Otro beso, Soco.
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