Estoy en la playa y observo que estoy solo. Llevo ocho días nadando con una manada de anémonas. Dicen que algunos poetas podemos. Les dejo un poema de ausencias. De huidas.
Vuelvo al agua.
Y anida o nace un águila
en la boca secreta de tu sexo
-José Ángel Valente-
Los exentos de ti de mí o de
otros
los excusados de tantos
recalan en la memoria de los
pájaros
y desde sus pequeños corazones
agitan su miedo levantando un
ala de niebla
en el rudimentario rostro de
la ciudad.
Tal vez sean los huidos,
los de nadie. Los excluidos.
Soy un poeta ignorado que lo
único
que quiero saber es que existo
para saber
porque existir para saber me
hace
inservible monótono
innecesario
una mota de polvo en la oscuridad
salvaje
de la urbe
que comprende el uso infinito
del fin.
El día y la noche fueron
remplazados
por un silencio prolongado y
líquido
el corazón del pájaro susurro
fue sustituyendo el ruido del
viento
por un golpe sordo de alas
desplegadas
alejándose de los hombres para
siempre.
Desde el círculo polar se
elevó un cero
que anidó en la boca secreta
de tu sexo.
Y siempre se hizo pronto
para conocer el sabor azul de
tus cosas.
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