sábado, 30 de agosto de 2014

Otra niñez, aquél álter ego

Meto mis manos en la tierra,
sujeto la parte negra de los recuerdos
entre mis uñas,
trasplanto la maceta de hierba luisa
que se secó en Lugo,
el recuerdo apaciguado que mi madre trasplantó
en la infusión líquida de sus cotidianos disgustos.
Hay una voz susurrando en Mondoñedo
un sosiego de hierbas
más verdes, más bosque,
que cualquier recuerdo
de la voz apaciguada de mi madre.


2 comentarios:

María Socorro Luis dijo...


Precioso.

Esa sencilla y dulce añoranza...

Besos, poeta

Tomás Rivero dijo...

Siempre acertada tu mirada, gracias por estar ahí, en mis... añoranzas.

Besos, Soco.