Como una rosa pálida tu enagua de hilo
lívido tu beso.
Sobre tu mano malva mi sangre de óleo
blanco tus labios.
El mar azucarado de tu saliva la
piedad el sagrado miedo.
El viento de tus mejillas acariciadas
arrebol tu pecho.
La cálida lengua que delata el calor de mi
alma el pozo.
Los cuerpos. Estos cuerpos de salinidad
idílica
que sudan como espejos si se usan al
amanecer.
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