Cuando yo amaba a Celan y tenía fuerza
y vigor para defenderle
de la poesía de otros,
aquellos arribistas que se atrevieron
con el arado de la pluma a rasgar el papel
que el poeta dejó en silencio,
como una seda húmeda en la noche,
letras de agua bajo el puente Mirabeau
en París y primavera.
Cuando yo aún tenía fuerzas
y no era un residuo gris
y las mujeres amaban mi cintura
de revólveres.
Y los poemas inmensos de Pablo de Rokha
clavados en el pecho
eran una sábana azul de cielos
inconclusos.
Cuando todo lo que amanece
ya amaneció por los siglos de los siglos.
y vigor para defenderle
de la poesía de otros,
aquellos arribistas que se atrevieron
con el arado de la pluma a rasgar el papel
que el poeta dejó en silencio,
como una seda húmeda en la noche,
letras de agua bajo el puente Mirabeau
en París y primavera.
Cuando yo aún tenía fuerzas
y no era un residuo gris
y las mujeres amaban mi cintura
de revólveres.
Y los poemas inmensos de Pablo de Rokha
clavados en el pecho
eran una sábana azul de cielos
inconclusos.
Cuando todo lo que amanece
ya amaneció por los siglos de los siglos.
2 comentarios:
"Residuo" es lo que se deshecha. Huella es lo que permanece. En estos versos y en la andadura del poeta veo más huellas que Residuo. Pero quién soy yo para contradecir al poeta... Aunque la foto que ilustra podía darme la razón?
Un beso
Seamos serios, ya no soy el que era.
Hola Shandy. Me alegra verte por este blog, que también es un residuo. La poesía ¿deja huella? Estoy escéptico hoy. Aunque de vez en cuando saco fuerzas y con ínfulas de Quijote me pongo a clamar contra los malos poetas. Como si yo fuese un poeta "que va a dejar huella". Y mi soberbia me lleva a tirar de Celan, y sin querer, pretender defenderle de "los otros". No sé si me explico.
Cuando yo tenía fuerza...
Un beso.
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