Poseo ese empuje necesario y vital
para amar la locura
que sólo tienen los imprecisos
los inexactos los alados los residuales.
El alma cándida de los candados,
el ruido categórico de los inocentes,
el pabilo golpe de los desnudos.
Ese empuje escrupuloso y científico
del perdedor riguroso,
mi amante, mi amigo,
mi angustioso y a veces melancólico yo.
Soy un poeta al margen.
He hecho en literatura una obra deslavazada
como mi tiempo,
como yo mismo,
y como vosotros recordaréis.
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