Tal vez no acabe nunca de hacer este poema. -J.M. Caballero Bonald-
viernes, 7 de diciembre de 2018
La poesía
La poesía no
tiene tiempo, ni amo. No tiene orden ni desorden. No se debe a nada ni a nadie.
La poesía es un puñado de arena en los engranajes de la vida. De las fábricas.
De los oídos sordos. La poesía es un pedazo de carbón ardiendo, pero cuando se
apaga es diamante. Es ruido. Es un sonido lejano. La poesía es un cuerpo
descuartizado. Y también un cuerpo desnudo. La poesía está aquí para
demostrarnos que no está. Que está viva porque se hace la muerta. La poesía es
un permanente sonido que viene de un tam-tam de negros y desde la soledad
eterna de los blancos. La poesía está aquí para pasarnos a cuchillo. Y su filo
es tan cortante como el ala vertiginosa de los vencejos. Una palabra, una sola
palabra es suficiente para derribar una costumbre. Un adocenamiento. La poesía
no entiende de hombres ni de mujeres. Es débil. Es tan débil que permanece
eterna construyendo la vida que no debemos vivir. La poesía está aquí para que
tú la ahogues entre tus brazos y la lleves en ese bolsillo del traje que nunca
jamás vas a ponerte. Rómpela, cósela, átala, dile que nunca podrás con ella,
que nunca la dejarás sola, que nunca serás poeta. O sí. Y un día cuando nadie
te vea escribe sobre su pecho: yo estuve a punto de abatir un bosque y era tan
sólo un hombre perdido.
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