Follé en el mar Atlántico y en el río Guadiana
moví con mi pene las arenas y el cieno
y entre culebras y coquinas
me deslicé entre las piernas más hermosas
porque eran las últimas piernas
que la vida me ofrecía antes
de ser pasado -aquella constante posibilidad-
por las armas
antes de ser escupido por los hombres
y antes de ser rechazado por la moral enemiga.
Follé contra las tapias.
Follé en los parques y en las bibliotecas
mirando la nieve de las montañas
y soportando el peso de los bosques
viví en pisos clandestinos
en sábanas clandestinas
en suspiros prohibidos
amé desesperadamente
con un revólver humeante en el estómago
bajo el peso húmedo de las palmeras
la ternura verde de los limones
y el refugio templado del olivo.
Follé contra el sistema y contra la vida.
Y ella y yo lloramos aún amargamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario