Aquél que quiera saber que pregunte, investigue
o consuma rosas pálidas,
ladee su cabeza, incline su paciencia
ignore el argumento, sostenga su inicial.
Portando el rubio o el azul
que llevo tatuado como doloroso extravío
voy vagando,
acechando las huellas de otros fieles aliados;
peregrino vigilante,
(estigma, que da prestancia a mi presencia)
atisbo a otros porteadores lacerados como yo
buscando junto a ellos el nido de garabatos
donde eclosionan las cicatrices del corazón.
Un día en una plazuela yo era él
yo era el de siempre en una plazuela
dejándome investigar tú me hacías preguntas.
Aquél que quiera saber que pregunte
ladee su cabeza
ignore el argumento
anime a su dolor a hurgar en la tragedia.
4 comentarios:
Un día leí a alguien que decía que las heridas son grietas por donde entra la vida... y estoy de acuerdo.
Un abrazo grande
Casi que yo también. La herida se abre para que entre algo, la vida.
Besos
Ciertamente sin dolor no hay aprendizaje posible, pero deberíamos intentar que ese dolor se transforme en otra cosa una vez aprendido el tema.
Abrazos.
El tema. He ahí.
Observación:
¿Por qué se supone que heridas es sinónimo de dolor?
Y una vez aprendido el tema...
¿Por qué el dolor no es una práctica indolora?
Indolora por ser práctica. Y en movimiento cualquier dolor deja de serlo.
A lo nuevo le llamaremos vida.
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