Jorge, el poema habla de la importancia del tamaño del pene. El imperialismo no tiene metro de medir: ni cien, ni ciento cincuenta, ni doscientos, puesto que su falocracia, su pene grabado a fuego en la frente, está fuera de todas las medidas imaginables. Por tanto la pregunta que se hace el poema, no da lugar a engaño para nada: El imperialismo siempre mide con el método imperialista las líneas fronterizas. Y por ende su falo, claro.
Por tanto el problema nunca es de centímetros: es el método.
El tamaño no importa. Es el uso que le damos a ese tamaño. Ya sea un falo, o una finca. O un país.
ocho centímetros pueden ser el motivo de luchas encarnizadas, de grandes ilusiones, de medianas decepciones, de pequeñas tropelías (los adjetivos...grandes, medianas y pequeñas pueden cambiarse todos de orden)
el método importa y el tamaño también importa (a unos más que a otros)
Joder Carmen, hasta el tamaño del tamaño ibas bien...(No voy a pedir perdón por la redundancia, eso sería redundar en el tamaño). De todas formas la cultura del tamaño, "sentirse llena" es una glotona manera de afianzarse a la cultura del feudo, la gleba: ese lugar del señor dónde hasta los penes y las vaginas eran del amo. El derecho de pernada. Este se sentía desbordado por las "generosas ofrendas" de sus siervos. Los feudales tenían todo lleno de fronteras. Los burgueses les partieron la cara. Y allanaron los caminos. Con la simpleza de un gesto, desvelamos misterios rudos de la carne vanidosa y enhiesta.
4 comentarios:
teniendo en cuenta que el metro del imperialismo es de ciento cincuenta centímetros, la pregunta da lugar a engaño
Jorge, el poema habla de la importancia del tamaño del pene. El imperialismo no tiene metro de medir: ni cien, ni ciento cincuenta, ni doscientos, puesto que su falocracia, su pene grabado a fuego en la frente, está fuera de todas las medidas imaginables. Por tanto la pregunta que se hace el poema, no da lugar a engaño para nada: El imperialismo siempre mide con el método imperialista las líneas fronterizas. Y por ende su falo, claro.
Por tanto el problema nunca es de centímetros: es el método.
El tamaño no importa. Es el uso que le damos a ese tamaño. Ya sea un falo, o una finca. O un país.
ocho centímetros pueden ser el motivo de luchas encarnizadas, de grandes ilusiones, de medianas decepciones, de pequeñas tropelías (los adjetivos...grandes, medianas y pequeñas pueden cambiarse todos de orden)
el método importa y el tamaño también importa (a unos más que a otros)
Joder Carmen, hasta el tamaño del tamaño ibas bien...(No voy a pedir perdón por la redundancia, eso sería redundar en el tamaño).
De todas formas la cultura del tamaño, "sentirse llena" es una glotona manera de afianzarse a la cultura del feudo, la gleba: ese lugar del señor dónde hasta los penes y las vaginas eran del amo. El derecho de pernada. Este se sentía desbordado por las "generosas ofrendas" de sus siervos. Los feudales tenían todo lleno de fronteras. Los burgueses les partieron la cara. Y allanaron los caminos. Con la simpleza de un gesto, desvelamos misterios rudos de la carne vanidosa y enhiesta.
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