Se murieron los pájaros y yo también me fui
a consolar gaviotas a una playa extraña
antigua y triste.
Busqué un perfil de sota que sin atavío encontré
flaco jadeante y sediento junto a la boca negra
de un pozo profundamente cavernoso y seco.
Las cosas los enseres las renuncias son secretas
pues tengo un azul de derrotas que mata al pasajero
que me lleva se conmueve me transita por las venas.
Tú tienes defectos que en mi pecho acojo
a medida del viento se hizo tu cabellera.
Todo fuego sembrado es a menudo porte
ese o este traje que aplicas a tu piel de lagarto.
Tú viniste con denuedo y neófita espléndida
te entregaste a mis manos de escultor de naufragios
y toqué porque tocarte era encontrar los restos del navío.
Huellas tropicales que no encuentran al hombre
languidecieron anoche sobre un raudal de hojas.
Tú quién eres se preguntan los abecedarios que pueblan
las repisas o las baldas angostas de escasa superficie.
Dicen de ti cuentan que nunca nombras
4 comentarios:
los tres primeros versos te enganchan al poema, que no defrauda en absoluto.
Jorge, tiene usted muy buena vista. Yo estoy totalmente de acuerdo.
Y mi parte favorita es esta, aunque no debiera tener uno dentro del poema preferencias, pero bueno: "...y neófita espléndida
te entregaste a mis manos de escultor de naufragios
y toqué porque tocarte era encontrar los restos del navío."
Ayer apenas fue jornada de agua,
hoy de granizo, mañana de fuego.
...Revoloteando, la nieve nos promete hogueras
y de la brasa enjuta ha de nacer el destello del hielo.
Guarecidos, veremos el bosque del temor
y el canto de los pájaros muertos dirá muestro destino.
Himno de invierno (fragmento), de Pere Gimferrer
Maestro Pere. Con él se aprende. Su poesía última se centra en el amor. Excesivamente.
Un beso Carmen, en esta primavera revuelta.
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