La tocó al amanecer
con una mano temblorosa,
y sus dedos llenos de dudas
le hicieron alejarse de ella para siempre.
Tan sólo un murmullo de ropas
ciñéndose a la carne
le obligó a volver la cabeza
y ya en la calle
desde el cielo cayó una
lluvia de sal muy triste
que lo nevó todo
de un negro muy blanco.
4 comentarios:
..qué bonito, Tomás, qué bonito, por dios...
gracias por hacer estas cosas tan hermosas
Estoy de acuerdo contigo. A veces me dan ganas de pedir perdón.
Un beso.
Dedos con dudas,malo malo malo,así pasó. Besos
Así pasa casi siempre. ¿Quién comprueba el error, si no esa mano que tiembla?
Besos.
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