En la primavera del cincuenta y dos Leganés era un pueblo agrícola. A día de hoy aún se ven ovejas, pocas, un pastor que las tiene entre la M-45 y la M-40. La palabra linde es hermosa aunque por muchas de ellas, seguro que por escasos y absurdos metros han habido muertes y azadonazos por medio. Ahora poco crepitar por la absurda manía de barrer las hojas que, al menos, camuflan el asfalto.
Todavía queda alguna oveja entre Móstoles y Navalcarnero, algunas vi y con el pastor hablé, en mis largos paseos en bicicleta.
Sí, las lindes siempre están confusas, tanto en la tierra como en nuestro comportamiento. Y se resuelven estos conflictos a palos. Por mi trabajo en topografía algún caso vi.
En la primavera del 52, aún nos quedaba el crepitar de hojas sobre el asfalto y era también tiempo de mejores poetas. La absurda manía de la limpieza de nuestras calles que está haciendo desaparecer a nuestro amigo el gorrión, ante la falta de comida.
Ferreter creía que el 50 era un buen número para dejarlo todo.
4 comentarios:
buena cita de gabriel ferreter, te dejo mis lindes por aquí, para lo que gustes:
http://angelrodriguezpoeta.blogspot.com/
Viví unos cuantos años en Leganés, Ángel, ¿tú eres de allí? Pues estamos cerca con las lindes.
En la primavera del cincuenta y dos Leganés era un pueblo agrícola. A día de hoy aún se ven ovejas, pocas, un pastor que las tiene entre la M-45 y la M-40.
La palabra linde es hermosa aunque por muchas de ellas, seguro que por escasos y absurdos metros han habido muertes y azadonazos por medio.
Ahora poco crepitar por la absurda manía de barrer las hojas que, al menos, camuflan el asfalto.
Un saludo.
Todavía queda alguna oveja entre Móstoles y Navalcarnero, algunas vi y con el pastor hablé, en mis largos paseos en bicicleta.
Sí, las lindes siempre están confusas, tanto en la tierra como en nuestro comportamiento. Y se resuelven estos conflictos a palos. Por mi trabajo en topografía algún caso vi.
En la primavera del 52, aún nos quedaba el crepitar de hojas sobre el asfalto y era también tiempo de mejores poetas.
La absurda manía de la limpieza de nuestras calles que está haciendo desaparecer a nuestro amigo el gorrión, ante la falta de comida.
Ferreter creía que el 50 era un buen número para dejarlo todo.
Publicar un comentario